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Reforma Laboral: Mayor desocupación, empleos de baja calidad y peores salarios

Uno de los debates que se presentan en la actualidad, y de cara a las elecciones, es la Reforma Laboral. Desde el FMI, el establishment empresario y el Gobierno nacional se la presenta como una política necesaria para afrontar los problemas de empleo que está teniendo el país, sosteniendo que, bajando los costos laborales, las empresas serán capaces de contratar más, ser más productivas y con ellos, mejorar su competitividad.

Si bien es verdad que la competitividad es clave para el sector empresarial, es solo una cara de la moneda, como lo asegurara ya hace más de 80 años, el Presidente Franklin D. Roosevelt al lanzar el “New Deal” y sacar a los Estados Unidos de la crisis más importante de su historia, luego del colapso de la bolsa de Wall Street en 1929.

Además del problema de la competitividad, las empresas, sobre todo las pymes, enfrentan el problema de la demanda, es decir, a quien vender su producción. De nada sirve producir barato, si la mercadería se almacena en depósitos porque no puede ser vendida. La búsqueda de mercado es fundamental y para ello, hay 2 opciones: la exportación y el mercado interno.

Las exportaciones venden trabajo argentino a otros países del mundo y además se obtienen divisas necesarias para el proceso de desarrollo. El problema fundamental es que, por un lado, todos los países buscan exportar y por el otro, los países desarrollados aplican políticas proteccionistas para evitar la importación masiva. A su vez, en medio de la actual guerra comercial, Europa está buscando nuevos mercados donde colocar sus productos y firma acuerdos bilaterales de intercambio de sus manufacturas por nuestras materias primas, lo cual va en contra de la industrialización y la generación de empleo argentino.

Queda entonces ver el mercado interno y su capacidad para absorber los productos nacionales. Para ello, resulta interesante el siguiente gráfico, que muestra la composición de nuestro PBI.


Aquí vemos que el consumo interno (o nacional), público y privado, ha sido siempre el principal componente del PBI triplicando en importancia a las exportaciones.
Esto resulta importante porque los principales puntos de la Reforma Laboral atentan contra el salario de los trabajadores y, con ello, al consumo interno. Se plantea como la necesidad de eliminar rigideces, pero lo cierto es que se apunta a flexibilizar las condiciones de contratación, algo que en la práctica ya está ocurriendo. El 35% de los trabajadores argentinos están en la informalidad, es decir, fuera de la protección de las leyes y, sin embargo, el desempleo sigue creciendo y los salarios reales siguen bajando.

Cuando se plantea que mejorar la competitividad implica reducir salarios, se piensa al trabajador como un costo que hay que reducir, sin observar que es una unidad de consumo y, como vimos anteriormente, el principal componente del PBI.
Por último, no es menor señalar que, al apuntar a la necesidad de una Reforma Laboral intentan responsabilizar solo a la rigidez de nuestra legislación por los problemas de empleo y no a las altas tasas de interés, la fuga de capitales, el endeudamiento, la apertura indiscriminada de importaciones, etc. La evidencia empírica nacional y las experiencias de otros países en ese sentido son esclarecedoras.
Argentina y la flexibilización de hecho
Desde fines del 2015, en Argentina se está produciendo una flexibilización laboral que se observa en 3 indicadores: el amento de la desocupación, el incremento de la informalidad laboral y la caída del salario real. Así como en otros momentos de la historia (1999-2001), flexibilizar las condiciones de trabajo y bajar salarios no funciona para crear empleo.

Sin embargo, cuando comparamos el salario y el empleo, nos encontramos con que el salario aumenta cuando se incrementa el empleo, mejorando la performance de los trabajadores

Y, si se relaciona el nivel de desempleo con el PBI, se observa que es el crecimiento económico el que reduce el desempleo. De hecho, la mayor reducción de desempleo de los últimos 20 años se produjo entre 2003 y 2007, cuando estaba vigente la misma legislación laboral que ahora y, además, se impuso la doble indemnización que encarecía el costo laboral.

La experiencia histórica argentina demuestra que las Reformas Laborales de carácter flexibilizador no crean empleo, sino que solo sirven para bajar salarios y precarizar el trabajo, generando mayor desocupación. Las mismas conclusiones se pueden observar en Brasil, Chile, España, Portugal y Grecia, que han aplicado reformas laborales a pedido del FMI como quiere implementarse en Argentina.
Por último, pero no menos importante, es menester recordar que desde el 2015, el PBI per cápita descendió un 6%, mientras que el salario lo hizo un 17%. Es decir que, el sector empresarial, tomado como conjunto lejos estuvo de perder, sino que incremento su rentabilidad en estos 3 años y medio. 
Cuando vamos al interior del sector empresarial, claramente los ganadores fueron las energéticas, las agroexportadoras y el sector financiero, mientras que los perdedores fueron las Pymes, los comercios y el sector industrial.
La razón es simple, ganaron quienes se benefician de las altas tasas de interés y la dolarización y perdieron los sectores ligados al consumo interno y la económica nacional. Una Reforma Laboral solo profundizaría esta brecha en el sector empresarial y crearía más desempleo y pobreza.

Mgter. Adrián Muracciole
Coordinador del Instituto de Economía Popular Formosa