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Un puñado de formoseños hizo posible el sueño de la povincialización


Por Justo L. Urbieta

En el ex Lote 4, Gildo Insfran recordaba a los vecinos con los que compartió una nueva edición del operativo solidario e inclusivo Por nuestra gente todo y quienes seguían su mensaje a través de la Red Formoseña de Medios de Comunicación que se está en vísperas de  celebrar uno de los acontecimientos íntimamente ligados a la identidad propia de los formoseños: los 63 años de la provincialización.

Hoy se recuerde que el 28 de junio de 1955 el entonces presidente de la Nación, general Juan Domingo Perón, respondía positivamente al pedido de los 93 habitantes de esta parte del país que con Vicente Arcadio Salemi, el Tata, como referente principal le solicitaron que dejase atrás el territorio nacional y jerarquizara institucionalmente a Formosa de modo tal que sus hijos asumiesen la conducción de sus destinos.

En el mismo acto realizado en el hoy barrio Bernardino Rivadavia , el gobernador hacia notar que la grieta no existe aquí porque predomina en el espíritu y los actos del formoseño la unidad, la organización y la solidaridad.

Y evocando esa gesta de hace 63 años, hay que admitir que desde este costado norte de la patria se asumió un acto solemne aferrados sus protagonistas a esos valores esenciales que permitieron que se concretara esa gran empresa que recibió el reconocimiento y el aval de Perón.

Un puñado de habitantes del territorio nacional de Formosa  se unió y organizó solidariamente para marchar a Buenos Aires y protagonizar una de las mayores gestas históricas de nuestra provinciana.

Mujeres y varones con ideologías y pertenecientes a estratos sociales diferentes que sorteando todos los obstáculos, sobre todo el de la distancia y el aislamiento,  llegaron hasta Buenos Aires  y lograra que la máxima autoridad de la Nación les dijese que haría lo que el pueblo quería.

Un hecho tan trascendente no fue lo suficientemente valorado por la comunidad provincial hasta que el PEP organizo el cincuentenario con una serie de actos a los que asistió el propio Salemi quien hacía varios años que se alejó de su tierra natal para radicarse en  Buenos Aires.

Su esposa Berta ya habia fallecido y lo acompañaron en su regreso a Formosa sus tres hijas.
El “Tata”  memoró en esa ocasión  lo que le había reseñado a Perón al interpretar que, habiendo llegado el Territorio de Formosa a su madurez política y al reunir todos los requisitos que establecía la Constitución Nacional para ser provincia lo visitaban para peticionarle la soberanía provincial.

Efectivamente ese fue el fundamento y  motor de la campaña que  tuvo eco favorable porque había entonces en todo el país la idea de darle la soberanía a cada territorio nacional que habían llenado las condiciones de independencia.



Además, el propio general Perón les  prometió la provincialización porque el también creía que había llegado la madurez suficiente en los territorios nacionales para asumir su autonomia.

En su visita para celebrar los 50 años del histórico hecho, Salemi recordó una metáfora que a su criterio revela palpablemente lo que significaba aquello, ya que entendía que eran gobernados por gente a la que consideraban “extranjera” que venía de Buenos Aires.

La diferencia existía, porque los propios hijos de esta tierra reconocían que esos connacionales que eran designados para ocupar funciones desde Buenos Aires  no  acumulaban ni  los mismos sentimientos  ni las mismas preocupaciones por el destino de este espacio argentino que los que nacieron aquí o decidieron radicarse al elegirlo como destino de vida..

La  metáfora del inolvidable Salemi se   sintetizaba así: “La abeja y la avispa liban de la misma flor, pero producen distinta miel” con lo que sostenia su criterio que  no era lo mismo que gobernasen “los de afuera” a que lo hiciesen  “los propios hijos de Formosa”.

Ese concepto fue el motor de la ideología e idealización soberana de quienes protagonizaron la movilización para marchar hacia Buenos Aires.

Relataba  que en esa época se percibía nítidamente un despertar de la conciencia localista y había  un ambiente propicio para iniciar una campaña de provincialización, para conseguir la mentada soberanía.

Contaba, asimismo,  que ya se había recreado una pléyade de profesionales formoseños que estaba en condiciones de  asumir la conducción de las instituciones de la provincia por lo que se aprovechó ese momento y esa ideología ya madura de los formoseños, para iniciar el petitorio al presidente Perón a quien se  le planteó el sentir de todo un pueblo.

Tata señalaba que con la firmeza esperanzada de una vida mejor organizada institucionalmente y consciente de su madurez política el pueblo de Formosa asumió la lucha por su ansiada soberanía, rescatando que en esa decisión soberana mucho contribuyó para estimularla el gobierno central en la persona del teniente coronel Martín Carlos Martínez, formoseño de nacimiento, quien fue el encargado de traer la novedad de que se había aprobado el pedido de audiencia a Perón.

El consenso alcanzado aquí tuvo su corolario en la otoñal mañana del 5 de abril de 1955, en el Salón Blanco de la Presidencia de la Nación y  fue el propio Salemi el encargado de exponer ante el Presidente de la Nación los fundamentos de las llamadas “inquietudes libertarias del pueblo de Formosa”.

“El general Perón con cierto dejo de emoción y haciendo uso del viejo lema justicialista que señala que “el pueblo es el único artífice de su propio destino nos prometió la provincialización de Formosa”, comentaba.



Consideraba que con esa actitud quedaba  atrás un largo período de aislamiento, soledad y olvido de los territorios nacionales, para opinar que se trataba de “una injusta asimetría de nuestra historia nacional en contra de los sagrados principios de igualdad ciudadana de nuestra Constitución Nacional”.

Lo cierto es que este jueves 28, se vivirá nuevamente  la fiesta de la provincianía para memorar un acontecimiento histórico que ha servido de ejemplo para las nuevas generaciones acerca que nada es imposible lograr cuando se actúa colectivamente y se dejan de lado los intereses personales para anteponer el interés general de los formoseños, una fórmula que a veces se practica poco o de modo equivocado y que conduce a cometer errores que demoran el sueño de una Formosa moderna y progresista.

Es probable que la mayoría de los gestores de esa trascendencia institucional alcanzada ya no estén entre nosotros.

De todos modos, es probable que se haya sido injustos con ellos o que por esas cuestiones de la sencillez y humildad de las personas no se mostraroin lo suficiente para ser reconocidas.

De allí que sería bueno que se los nombre a todos para que sus descendientes sientan el orgullo y el reconocimiento que no les llego a tiempo a los que se despojaron de su egocentrismo para unirse y organizarse solidariamente para legarnos una jerarquía que debemos honrar.