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En Juárez piden a organizaciones de derechos humanos y a Félix Díaz que se los deje en paz


Miembro de la mesa de diálogo planteó no interferir en la tarea de la justicia  y la comunidad que busca pacificar

“El símbolo del hermano aborigen que siempre marco la sincera fraternidad de estos pueblos con los criollos, y nuestro propio futuro incluso, están en juego a partir de esas organizaciones de derechos humanos y personas como Félix Díaz que no dejan que reconstruyamos la pacificación en Ingeniero Juárez”. Quien así lo expuso con sencillez e intranquilidad es el docente Ariel Ptakauskas, integrante de la Mesa de Diálogo en esferas del sector criollo de aquella población.
Este joven docente, de apellido que suena extraño por su ascendencia de la Europa del este, aclara que trabajo varios años en escuelas aborígenes, y que “como los indígenas yo también como muchos otros criollos somos originarios de esta tierra, naci, me crie, vivo y espero ser enterrado aquí”, enfatiza a modo de marcar su amor y afinidad a la zona.
Se muestra contrariado porque a partir de los sucesos violentos de abril, se “generaron condiciones esperanzadoras para ir cerrando esas cicatrices profundas que se generaron, como las mesas de diálogo entre criollos y los aborígenes, se mejoraron los controles de seguridad publica en todo sentido, y transitamos días de más calma”.
Aunque advierte que “de manera insistente, organismos de derechos humanos y también dirigentes como Félix Díaz, expresan por medios nacionales encadenamientos de falsedades como que aquí se ataca a los derechos humanos, que se persigue a los indígenas y otras afirmaciones que no son ciertas”. Para Ptakauskas este accionar resulta nocivo para los espacios de diálogo y entendimiento que se han generado, y los atribuye critico a que “meten la política, por atacar el gobierno provincial destruyen nuestros barrios y el pueblo, arruinan la paz que siempre reino entre nosotros”.
Planteo a estos a que dialoguen con todos, porque expuso que “escriben a más de 1500 kilómetros sin conocer la realidad, o escuchando a Félix Díaz que casi en la clandestinidad viene a reunirse de madrugada con un grupo pequeño y selecto, y así no actúa quien dice ser un pacificador”.
Plantea dudas acerca de lo que “realmente razonan estas organizaciones sobre lo que significa derechos humanos. Si ellos creen que quemar casas, atacar a familias y quitarles el esfuerzo de toda su vida no son derechos humanos inalienables y que ellos descartan, y todo por mezclar la política, por atacar al gobierno provincial”. Para el docente juarense “es feísimo lo que hacen esto de sembrar cizaña, y todo a partir de un grupo pequeñísimo de aborígenes, ya que la enorme mayoría quiere vivir en paz”.
Exhorto a estas organizaciones y al mismo Díaz a que “dejen trabajar a la justicia como corresponde, será quien determine las responsabilidades de las personas ante los sucesos violentos”. Entiende que “bebe hacerse justicia, y sea criollo o aborigen, hay que pagar por el delito cometido, aunque estas asociaciones y Félix Díaz no hacen más que atacar a los que investigan los hechos que fueron muy graves y produjo tantas heridas en el alma y que seguirán mucho tiempo”.
Incluso expone que “hay cicatrices muy profundas aun hoy, muchas personas siguen shockeadas, les cuesta muchísimo dormir y cuando escuchan un ruido corren asustadas. Y pregunto, esto no tiene nada de derechos humanos?”, para exhortar concluyente “dejen de politizar todo esto, dejen a la justicia trabajar, dejen que sigamos trabajando con la gente del gobierno por mas seguridad, por la pacificación comunitaria y por mantener vigente la armonía con el hermano aborigen que tratan de arruinar”.