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Salutación por el Día de la Madre

Por Evelio M Ríos

Estamos en las horas más bellas del mundo al festejar hoy el Día de la Madre, símbolo inequívoco de amor y desprendimiento, que nos aleja en esta jornada de cualquier otro pensamiento que no sea rendir culto a ese ser que nos concibió, nos dio vida, toda su dedicación, desvelo y sufrimiento, sin elegir algo a cambio de su entereza, lágrimas y sonrisas.

Con frecuencia, quienes hacemos periodismo con pasión de vida somos titulados de hombres fríos e insensibles, por habernos formado en una profesión dura, exigente, muchas veces ingrata y de riesgo permanente.

En este Día de la Madre quisiera decir que no todo es así, cuando los dedicados a la misión de informar y formar opinión ponen de si espiritualidad y los mejores sentimientos humanos.

Felices los que aún tenemos la dicha de compartir tan inmenso cariño y doloroso para quienes ya no tienen a ese ser único e irrepetible, sepan honrarla en el recuerdo por su renunciamiento, su amor generoso e inclaudicable que no sabe de maldades, rencores ni egoísmos, de desaliento y pesimismo, sino de trabajo lucha y esperanza.

Siento orgullo por mi emotividad al no ser solo de carne y hueso, por estar hablando de algo único que es la bondad de madre. Entre ellas la mía que día a día nos muestra humildad cristiana y valentía ante todas las adversidades. Así es su desempeño cotidiano en su vida y hoy enaltece a los hijos que vivimos en esta tierra formoseña, tierra que recibe a todos con hermandad americanista.

¡Feliz día a todas las Madres Formoseñas!