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El voto femenino abrió la senda de la justicia social


Recordó Floro Bogado el 69º aniversario de la promulgación del voto femenino impulsado por María Eva Duarte de Perón el 23 de septiembre de 1947, expresando que “Evita había comprendido como nadie la necesidad imperiosa (y de estricta justicia social) de rescatar a la mujer  y a todos los marginados desde una doctrina que tiene como principio fundamental la dignidad humana y la devoción por el servicio de amor al prójimo como es la doctrina justicialista.
Indicó que “el derecho al voto para la mujer argentina significaba también una apertura cívica en la mentalidad anquilosada en la miseria de valores y en el hacinamiento de resabios culturales primitivos. Evita decía que así como sólo los humildes salvarán a los humildes, únicamente las mujeres salvarán a las mujeres,  desde una rama organizada siempre unida al movimiento liderado por nuestro líder indiscutido, el general Perón.  El voto femenino abrió la senda de la justicia social en la vida de la mujer al clausurar una realidad muy discriminatoria que obstaculizaba su participación en ámbitos de decisión comunitaria.
En este sentido añadió que “la acción política de Evita tuvo el enorme privilegio, entre tantos otros, de ser el primer movimiento femenino del país que le dio vitalidad popular a la doctrina justicialista, porque como ella decía la mujer argentina es la que se refugia  silenciosa en los hogares (hoy en diferentes ámbitos con nuevos desafíos y cargas de toda índole) donde la humanidad se hace eterna. La mujer argentina es la que tiene en sus manos el porvenir de la patria, su fervor cívico, su participación vibrante no ha tenido un mejor comienzo en ningún lugar del mundo como lo tuvo con la irrupción y la inspiración de Evita, nuestra abanderada de los humildes enfatizó el presidente nato.
Finalmente, subrayó Bogado, que “la delicada pero firme presencia de la mujer seguirá siendo indispensable para conciliar razón y sentimiento, enriqueciendo la comprensión del mundo y velando para que los verdaderos enemigos que son los que achican a la persona humana como el odio, la violencia,  el disenso, la exclusión y la desigualdad no  debiliten la lucha y  la vocación de poder para que podamos hacer realidad ese sueño compartido, esa esperanza común: la Patria Grande de Hermanos, solidaria, participativa, próspera y feliz en la Civilización del Amor concluyó.-

FORMOSA, 20 DE SEPTIEMBRE DE 2016.-