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El adiós a un buen amigo que estuvo siempre junto a los necesitadas de justicia social

Por Justo L. Urbieta



Lo llamé por teléfono el 23 de julio último, día de su cumpleaños y me confió- como buen amigo que fue siempre- que su estado de salud se había complicado y que estaba enfrentando un tiempo extremadamente delicado con pronóstico reservado.

Y este 7 de septiembre, al promediar la mañana, me entero de esta tristísima noticia de la partida definitiva del entrañable Antonio Taboada, amigo noble, dirigente político solidario y que deja como legado una trayectoria que lo sorprendió siempre junto a los más humildes, a los más necesitados de justicia social.

Nos conocimos a fines de la década del 60 y recreamos un vínculo pleno de respeto y cariño mutuos que tuvieron que ver con su esfuerzo para completar sus estudios universitarios como agrimensor y de lanzarse apasionadamente, a la política para, desde allí, cumplir su misión de servicio en favor de los más humildes.

Lo acompañe con mis publicaciones cuando ejerció la administración del entonces Instituto de Comunidades Aborígenes y del Instituto de Pensiones Sociales desde donde no solamente de ejercer una gestión solidaria en favor de los abuelos desde el otorgamiento de las pensiones hasta la construcción de las primeras Casas de la Solidaridad convertidas hoy en un punto de encuentro de los adultos mayores.

También seguí de cerca su labor legislativa como diputado provincial así como desde la obra que seguramente lo proyectará en el tiempo : la Fundación Afectos.

Nunca olvido el momento en que lanzó la iniciativa hace un cuarto de siglo compartiendo la responsabilidad de su administración con su hija Laura Viviana, quien recientemente egresaba como abogada.

Antonio fue- y mucho me cuesta mencionarlo ya en tiempo pasado- un hombre sencillo, generoso y amante de las cosas ligadas a nuestra identidad cultural.

Tocaba la guitarra y tenía buena voz para interpretar zambas, chacareras , guaranias y litoraleñas.

En ese trajín tuvo el permanente acompañamiento de su esposa Laura Caballero así como de un equipo de jóvenes entusiastas a los que transmitió el valor de la solidaridad a punto tal que participaron en el funcionamiento y atención de una docena de comedores en sendos barrios de esta ciudad para responder la demanda alimentaria de los más humildes.

Nos costaba hablar por teléfono ya que nos emocionábamos mutuamente por las enfermedades que comenzaron a preocuparnos.

Sin embargo, siempre surgía el recuerdo de alguna anécdota de vida que matizaba el diálogo.

Eso no ocurrió el 23 de julio y presentí lo peor que, finalmente, hoy se produjo.

Con absoluta gratitud por su amistad y por estar juntos en momentos gratos y de los otros, abrazo fraternalmente a Antonio en este viaje que también deberemos realizar cuando Dios así lo disponga y que hoy ya lo debe tener en los dominios del Señor.

Abrazo fraternalmente a su familia y seres queridos , a sus nietos y a sus amigos de siempre con los que compartía sin dudar, más allá de sus obligaciones funcionales y de su necesidad de tomarse un descanso.

Se acaba de ir un gran tipo que se proyecta en su enorme obra, la Fundación Afectos.

Sus hijos Sergio  y Matías así como su nieto Gonzalo – nuestro amigo en Facebook- se criaron al influjo de esa pasión formoseña de Antonio y por iniciativa paterna conformaron el legendario Grupo Quorum que nos sigue representando a nivel nacional e internacional con verdadera jerarquía.

Que Dios permita que el dolor de su familia pueda aliviarse tras este trance doloroso que marca el final de una trayectoria terrenal aunque- así pensamos los creyentes- hay un espacio desconocido que ya cobija a Antonio para que tenga un descanso en paz luego de tanto padecimiento.