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Se trata de ganar la guerra contra el coronavirus


Por Justo L. Urbieta

No resulta fácil analizar la situación creada en las sociedades donde la crisis sanitaria generada por el coronavirus con su secuela de contagios y de muerte sorprende a la humanidad sorprendida ante lo desconocido y letal y basta con seguir las situaciones en el mundo para apreciar que las medidas preventivas y las reacciones populares casi no difieren.

Es que habituado a disfrutar de su libertad y acostumbrado a una rutina cómoda diaria, han pasado cosas que no solamente han conmocionado hasta los tenedores de los caracteres más tranquilos y conciliadores sino que sigue desorientando a científicos y gobernantes por las mutaciones que ocurren en el comportamiento viral.

De allí que lo que ahora vive la comunidad formoseña mucho más de cerca que en marzo del año pasado cuando la provincia adhirió al Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio dispuesto por el Poder Ejecutivo Nacional ante la aparición de los primeros casos en el país.

Formosa Capital se acaba de sumar a Clorinda, General Belgrano, La Rinconada e Ingeniero Juárez donde se activaron los protocolos disponibles ante el crecimiento de casos de modo repentino aunque con origen conocido ya que los brotes apareen cuando se incumplen las normas establecidas para evitarlos.

Es sabido- y en este aspecto no debe llamar la atención- que desde el mismo momento en que Formosa adhiere al ASPO, no hubo identificación de criterios ya que la realidad ha vuelto a mostrar la postura disímil que prima en el ámbito nacional y que se asocia a la visión del oficialismo y de la oposición.

Lo racional sería que el insistente llamado a la unidad, solidaridad y organización formulado por Gildo Insfrán fuera acatado por el conjunto de los formoseños.

Sin embargo, y en ese sentido cada cual tiene derecho y la libertad de pensar y opinar según sus propias convicciones, en este prolongado tiempo que demanda el covid 19 hay evidente cansancio social, ansiedades juveniles por la época del año e inquietudes por el impacto que el virus ha causado en materia sanitaria y económica.

Aquí la estrategia se basamenta en la innegociable defensa de la salud y la vida de los 640.000 formoseños.

Y la realidad ha demostrado que, inclusive ante la manda de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que significó un esfuerzo extra para la provincia, esa consigna asumida para enfrentar y vencer decididamente a la nueva adversidad que afronta la comunidad formoseña permanece vigente a pleno.

En el escenario actual- que ha impuesto la vuelta a la Fase 1 , esto es a lo que ocurría el 21 de marzo- es absolutamente criticado por unos y defendido y sostenido por otros.

Los críticos señalan que la medida adoptada recientemente representa un fracaso de la estrategia gubernamental.

Los objetado, en tanto, puntualizan de cara a la sociedad y con datos estadísticos que muestran la solvencia del sistema sanitario –que se consolidó aún más en estos diez meses con la adquisición de equipamientos, insumos y aparatología desconocida y que eran necesarias para que sea sostenible el estatus sanitario.

Estos 14 días de modificación en el calendario de flexibilizaciones que se había establecido en función de la evolución de la realidad sanitaria,ha movido a quejas porque se ha puesto en vigencia en un momento inesperado y cuando todavía se prolongaban las celebraciones por la llegada del Año Nuevo.

Hay quienes se encargan de exacerbar los ánimos de las personas y son los mismos que han actuado de ese modo desde el inicio de la pandemia.

Si hasta se critica la validez y seguridad de la Sputnik V – a la que se denomina la vacuna rusa cuando en el caso de las producidas por los demás laboratorios se las llama por sus nombres y no por su origen británico o estadounidense, por ejemplo- cuando ha quedado en evidencia que se trata de un logro científico mundial que debe celebrarse y darle la oportunidad que se demuestre su eficacia.

Es que, si fracasan las vacunas la humanidad, lamentablemente, asistirá a una tragedia mayúscula de proyecciones imposibles de definir en gravedad y tiempo de duración.

De allí que cada cual, basado en su ideología y en sus fundamentos propios, podrá aplicarse la vacuna o no y hasta desoír y desobedecer las normas legales establecidas por los gobiernos legal y legítimamente elegidos en las urnas.

Frente a la ira de unos y la comprensión de otros, no sería mala idea la transmitida hace poco por el titular del PEP en el sentido de aguantar un poco más, sobre todo ante la esperanza- que al menos para la mayoría de los formoseños- representa la llegada de la vacuna con cupos complementarios que están pendientes de ser provistos para cubrir inicialmente a todos los trabajadores de la salud y la seguridad enrolados en la primera línea de combate al covid 19.

Formosa ha ganado muchas batallas ante este peligroso virus que sacude al mundo, aunque de lo que se trata es de ganar la batalla que signe su desarraigo como enemigo letal de la humanidad.

Y este triunfo se logrará con el aporte colectivo, sin echarle culpas a nadie ya que – pese a que haya quienes lo olvidaron- esta provincia ha soportado y soporta la fuerte presión de un contexto regional altamente riesgoso y que, por lo visto y pese a los cuidados, ha logrado sentar base en esta capital.

Además, se trata de encarar la tarea con visión exclusivamente sanitaria, sin que lo ideológico o lo partidario desmerezca un esfuerzo que en los hechos pone en evidencia que valió la pena para lo cual sirven las comparaciones.

La tarea es larga aún por lo que el tránsito del 2021 será abrupto, más allá de los buenos augurios en las fiestas de fin de año.