Las Malvinas son Argentinas.....y la Argentina?
Muchos pensamientos me llegan en tropel hoy. Allá están nuestras Islas, conteniendo los cuerpos, la sangre y el alma de nuestros muchachos. Y aqui....hoy...que tenemos? Ellos son héroes, dieron todo! Cuándo vamos a comenzar a honrarlos a ellos, a nuestros próceres, a nuestros antepasados, reagrupándonos otra vez TODOS alrededor de nuestra bandera? Cuándo vamos a empezar a construir NUESTRA PATRIA?
Luego de compartir esta reflexión con mis amigos hoy, inmediatamente recibà sus respuestas con la obvia contrapregunta: Cuándo y cómo? No lo sé, pero sentà que era mi obligación expresar mi propia duda y visión sobre tan importante cuestión.
Quienes tenemos ya varias décadas vividas, escuchamos a nuestros dirigentes repetir una y otra vez las fórmulas históricas sobre la necesidad de búsqueda de consensos, la elaboración de verdaderas polÃticas de Estado, la austeridad en los gastos, …..cada vez que nos enfrentamos con situaciones de crisis económicas que, como es bien sabido, no las sufren precisamente ellos. Todas esas frases, que sirven para adornar un discurso reiterado, han sido en verdad vaciadas de contenido por su utilización ligera y sin acciones consecuentes para hacerlas realidad.
Vemos asombrados en programas de televisión con la misma estructura, a paneles de “analistas” discutiendo acaloradamente sobre los temas relevantes de actualidad, para explicarnos a los “ciudadanos de a pie” la razón de los males que nos aquejan. “En este año electoral” dicen “lo que importa al Gobierno es mantener la cotización del dólar”, y la observación inmediata es “Pero a pesar de las tasas altÃsimas, el dólar sigue subiendo!”, seguida por la acotación esclarecedora de otro: “No es el dólar que sube, sino el peso que se devalúa”.
Y pienso en millones de compatriotas, que dÃa a dÃa van a poner su esfuerzo y hasta su esperanza en el trabajo realizado en campos, montes, escuelas, fábricas, oficinas…., para quienes no es la “falta de confianza de los mercados” lo que importa, sino la angustia de no confiar en una clase dirigente que no los reconoce, que es soberbia e incapaz, excepto quizás para cuidar los intereses propios.
Pero tal dirigencia no es una imposición alienÃgena, sino que constituyen una forma brutalmente desarrollada de las peores facetas de nuestra idiosincrasia nacional. Ya hemos tenido una guerra, que con dolor y tristeza recordamos hoy, y es tiempo que honremos a nuestros héroes como corresponde, no solamente con actos, medallas o pensiones, sino construyendo verdaderamente esa Patria por la que lucharon y murieron.
Tenemos que construirla nosotros, los “ciudadanos de a pie”, como nos llaman los que cabalgan en los corceles de la petulancia y la ficción. Pienso en una revolución silenciosa y profunda, que se habrá de desarrollar en cada uno de nosotros, donde habremos de redescubrir los sÃmbolos básicos de nuestra nacionalidad, nuestra bandera, nuestros patriotas, nuestra historia. Y ellos no se desvalorizan nunca, no cotizan en la Bolsa, pero son los que tienen que estar en nuestros corazones y mentes. Es imprescindible que comencemos a reconocernos quienes llevamos esos colores, y que reconstruyamos un tejido social fuerte, basado en el respeto y la confianza mutua, expulsando para siempre de nuestras acciones la cultura de la “viveza criolla” para recrear una cultura basada en la familia, el trabajo, y la educación.
Asà como somos, no nos merecemos un paÃs mejor. Las responsabilidades por el estado de situación, que no se circunscriben a los últimos tiempos (recuerdo los monólogos de Tato Bores), son muy diferenciadas, pero aun asà debemos hacernos cargo de lo que nos corresponde.
Busquemos reconstruir nuestra sociedad desde las bases, desde nuestro interior, desde las escuelas, los clubes, los merenderos, los encuentros populares…Sintamos que nuestros espÃritus pueden volver a vibrar en sintonÃa para producir una canción nueva y potente, como ocurrió en aquellos dÃas de 1982, será el mejor homenaje a nuestros héroes y el mejor camino para las argentinas y los argentinos del futuro.
Luego de compartir esta reflexión con mis amigos hoy, inmediatamente recibà sus respuestas con la obvia contrapregunta: Cuándo y cómo? No lo sé, pero sentà que era mi obligación expresar mi propia duda y visión sobre tan importante cuestión.
Quienes tenemos ya varias décadas vividas, escuchamos a nuestros dirigentes repetir una y otra vez las fórmulas históricas sobre la necesidad de búsqueda de consensos, la elaboración de verdaderas polÃticas de Estado, la austeridad en los gastos, …..cada vez que nos enfrentamos con situaciones de crisis económicas que, como es bien sabido, no las sufren precisamente ellos. Todas esas frases, que sirven para adornar un discurso reiterado, han sido en verdad vaciadas de contenido por su utilización ligera y sin acciones consecuentes para hacerlas realidad.
Vemos asombrados en programas de televisión con la misma estructura, a paneles de “analistas” discutiendo acaloradamente sobre los temas relevantes de actualidad, para explicarnos a los “ciudadanos de a pie” la razón de los males que nos aquejan. “En este año electoral” dicen “lo que importa al Gobierno es mantener la cotización del dólar”, y la observación inmediata es “Pero a pesar de las tasas altÃsimas, el dólar sigue subiendo!”, seguida por la acotación esclarecedora de otro: “No es el dólar que sube, sino el peso que se devalúa”.
Y pienso en millones de compatriotas, que dÃa a dÃa van a poner su esfuerzo y hasta su esperanza en el trabajo realizado en campos, montes, escuelas, fábricas, oficinas…., para quienes no es la “falta de confianza de los mercados” lo que importa, sino la angustia de no confiar en una clase dirigente que no los reconoce, que es soberbia e incapaz, excepto quizás para cuidar los intereses propios.
Pero tal dirigencia no es una imposición alienÃgena, sino que constituyen una forma brutalmente desarrollada de las peores facetas de nuestra idiosincrasia nacional. Ya hemos tenido una guerra, que con dolor y tristeza recordamos hoy, y es tiempo que honremos a nuestros héroes como corresponde, no solamente con actos, medallas o pensiones, sino construyendo verdaderamente esa Patria por la que lucharon y murieron.
Tenemos que construirla nosotros, los “ciudadanos de a pie”, como nos llaman los que cabalgan en los corceles de la petulancia y la ficción. Pienso en una revolución silenciosa y profunda, que se habrá de desarrollar en cada uno de nosotros, donde habremos de redescubrir los sÃmbolos básicos de nuestra nacionalidad, nuestra bandera, nuestros patriotas, nuestra historia. Y ellos no se desvalorizan nunca, no cotizan en la Bolsa, pero son los que tienen que estar en nuestros corazones y mentes. Es imprescindible que comencemos a reconocernos quienes llevamos esos colores, y que reconstruyamos un tejido social fuerte, basado en el respeto y la confianza mutua, expulsando para siempre de nuestras acciones la cultura de la “viveza criolla” para recrear una cultura basada en la familia, el trabajo, y la educación.
Asà como somos, no nos merecemos un paÃs mejor. Las responsabilidades por el estado de situación, que no se circunscriben a los últimos tiempos (recuerdo los monólogos de Tato Bores), son muy diferenciadas, pero aun asà debemos hacernos cargo de lo que nos corresponde.
Busquemos reconstruir nuestra sociedad desde las bases, desde nuestro interior, desde las escuelas, los clubes, los merenderos, los encuentros populares…Sintamos que nuestros espÃritus pueden volver a vibrar en sintonÃa para producir una canción nueva y potente, como ocurrió en aquellos dÃas de 1982, será el mejor homenaje a nuestros héroes y el mejor camino para las argentinas y los argentinos del futuro.
Rolando Granada
2 de Abril de 2019
2 de Abril de 2019