El Modelo formoseño y la cultura
“Cada sociedad, cada época, tiene sus propios horizontes culturales. “…Cada nación tiene su centro de gravedad moral, que difiere del de todas las demás; allí y sólo allí, encuentra su felicidad…” Isaías Berlín
En la gesta fundacional de Formosa, más allá del genio intelectual, la calidad moral y la intrepidez del Comandante Luis Jorge Fontana, hubo hombres y mujeres de carne y hueso que lo acompañaron en esta empresa patriótica, aceptando un desafío crucial para sus vidas, que enfrentaron con entereza y estoicismo.
Para entender, cabalmente, nuestra historia, tendríamos que bucear en esas almas, en esos corazones y descubrir sus virtudes, defectos, aflicciones y esperanzas, advertir las limitaciones geográficas, sociales y económicas que debieron atravesar, para comprender la magnitud de aquella epopeya, no sólo desde la dimensión institucional sino desde un sentir humanista y cristiano, el de la persona misma, percibir el sentimiento profundo de ese hombre y mujer que inauguraban el gentilicio de formoseños, que pusieron la semilla y vivieron el verde retoño de su creación y quizás en un arrebato de quimérica premonición avizoraron este árbol fuerte y preñado de frutos que nos cobija hoy.
Fue una historia dolorosa y sus consecuencias lamentables, la que impulsó el imperativo de empezar una nueva vida, pero con el tiempo y con la calidad de esa simiente pionera multígena, como diría Scalabrini Ortiz, fue madurando una estirpe profundamente enraizadas en elementos telúricos pluriétnicos que nos permite lucir nuestro cuño formoseño, aseverar que tenemos rasgos característicos que nos definen claramente.
A nadie escapa las dificultades de todo tipo que debieron atravesar los pioneros de esta Formosa, de pocos años y mucha historia, entre ellas la consideración de territorio en permanente hipótesis de conflicto, por la ocurrencia belicista de los centros de poder del país; que dejaron a este pueblo naciente en una situación de insularidad casi irremediable. Pero esa impotencia de crecer hacia afuera fue influyendo en el fortalecimiento de nuestro carácter, transformando amenaza en oportunidad, debilidad en fortaleza, superando esa situación de aislamiento fue construyendo una homogeneidad, un “nosotros” profundo, amasado en la necesidad diaria de resolver por sí solos la contingencias que se presentaban, desde ahí seguramente nos viene el espíritu inquebrantable y solidario que distingue nuestro ser.
Esta tierra feraz y montaraz fue amalgamando a fuerza de viento norte la mixtura entre, el profundo canto ancestral que brota de la tierra misma, el criollo sentir de la copla, la dulce expresión guaraní y las polquitas gringa, fundiéndose mansamente, imbricándose unas en otras, viviendo en armonía la metamorfosis de sus claves más secretas, en una síntesis donde el antiguo residente con el recién llegado conforman el ser formoseño.
Esta conjunción magnífica compone un hombre que al ser de origen plural, tiene horizontes amplios, comprensivos, tolerante, nada le resulta extraño, su linaje abreva en diferentes genomas que le hacen conocidos todos los sentido de la vida, “…que no extravía sus facultades y siempre atina con la respuesta que nace de la sabiduría de su multígena herencia”, diría el maestro Scalabrini Ortiz.
Este hombre y esta sociedad que comenzaba a perfilarse hace ya 139 años, sufriendo un aislamiento estructural debieron desarrollar su espíritu y su creatividad poniendo al servicio del bien común sus individualidades, a resulta de lo cual surge el germen de una comunidad que se organiza de tal modo que cada uno de sus integrantes podrá crecer en la medida de la evolución de los otros, es una comunidad interdependiente, en la que el nosotros va a cimentar el crecimiento de cada uno en particular.
Hoy la historia nos encuentra abocados al fortalecimiento de un modelo en el que los individuos se realizan en una comunidad que se realiza, con una fuerte impronta solidaria. Sólo de ese modo puede el hombre crecer dignamente.
-El pueblo formoseño arrastra desde 1879 es decir desde fines del siglo IXX, hasta fines del siglo XX la dificultades y obstáculos que siempre impidieron su desarrollo, recién en los albores del siglo XXI, encontrará un proyecto claro y rotundo que le indica un rumbo preciso, seguro, que lo reivindica como pueblo y que liberó las potencialidades individuales y colectivas de los formoseños por tantos años negadas.
El Modelo Formoseño para el Proyecto Provincial, viene a rendir homenaje a aquellos hombres y mujeres que brindaron, de modo altruista, los cimientos de nuestra sociedad con el precio de su sufrimiento, y hoy ven cumplidos sus sueños. También viene a mostrarnos a los contemporáneos que es posible construir una patria chica, nuestra y a nuestro modo, con nuestra impronta y decirle al futuro que en este Modelo está la felicidad de nuestro pueblo y que debemos animarnos todos los días a seguir cimentándolo.
El Modelo Formoseño para el Proyecto Provincial es un plan estratégico, el Programa Político que orienta la gestión de gobierno. Es un modelo político de largo alcance que trasciende los objetivos puntuales de una gestión, convirtiéndose en referente permanente a la hora de establecer políticas públicas concretas que le dan coherencia y consistencia al Plan de Gobierno. El diseño y ejecución de un Programa Político Estratégico que encausa las políticas de un gobierno, no sólo otorgan credibilidad y seriedad a quienes lo pergeñan y ejecutan, brinda garantía a la comunidad de que sus sueños y anhelos se van a cumplir.
El Modelo Formoseño sintetiza algo aún mucho más profundo que las demandas sociales, políticas y económicas que reclamaba Formosa, no son sólo reivindicaciones de orden material, que bien merecidas las tenemos, sino que va más allá, a la raíz misma del reclamo original y lo llena de sentido porque le pone alma a la reparación, alumbra su razón de ser; recupera para los formoseños una mayor presencia social, logra la reivindicación de la gente, posiciona al formoseño en un pie de igualdad de reconocimiento, de aceptación en el contexto regional y nacional, y le otorga una causa, que potencia el sentido de pertenencia.
Desde la dimensión espiritual vitaliza valores éticos y morales que rescatan la autoestima, la dignidad colectiva y personal.
El Modelo Formoseño como emblema de la causa provincial termina definitivamente con aquello que decía Felipe Varela “…ser provinciano es ser mendigo sin patria, sin libertad, sin derechos…”.
El Modelo Formoseño -resultado del consenso de todos nosotros, tras largas jornadas de participación abierta- es una propuesta de cambio profundo, revolucionario, que nos convoca a construir una sociedad nueva, que respeta la diversidad, que es inclusiva, que potencia las peculiaridades del hombre formoseño, que inauguró un nuevo estilo de vida con hegemonía de la solidaridad por sobre el interés mezquino del individualismo, que tiene presente los permanentes cambios tecnológicos sin perder de vista su esencia fundamentalmente humanista, que cree firmemente en la creación colectiva y reivindica las concreciones personales en un juego armónico de realización comunitaria y personal para alcanzar el bien común.
De este compromiso ningún formoseño escapa, nos comprende las generales de la ley, nos debemos a Formosa a su gloria, nos debemos a nosotros mismos, a nuestra dignidad, tenemos el compromiso indelegable de dejar a las generaciones venideras un lugar prospero de paz y felicidad; una pueblo unido, solidario y organizado, que le de razón de ser a nuestro vivir, a nuestra esencia como personas y comunidad, sintiendo el sano orgullo de ser formoseños.
Fuimos convocados por la historia para ponernos al servicio de este designio histórico que es el Modelo Formoseño.
El Modelo Formoseño para el Proyecto Provincial es un hecho cultural histórico para Formosa. Nacido como mandato Constitucional fue concretado por el Dr. Gildo Insfrán, un formoseño con profundo arraigo y sentido de pertenencia a su tierra, que fue capaz de sintetizar sueños y esperanzas, de sus coetáneos, en este manual del ser y hacer de los formoseños, que aspiran una Formosa organizada, unida y solidaria.
