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El padre Fray Salvador Miguel Gurrieri cumplió 91 años



El capellán de la Policía de la Provincia de Formosa, el franciscano Subcomisario Salvador Miguel Gurrieri, cumplió 91 años y toda su vitalidad y entusiasmo mantienen viva la espiritualidad de la gran familia policial, incluido su acompañamiento en el trabajo que desarrolla la Pastoral Policial.

Nacido en Rosario el 6 de setiembre de 1929, su camino evangélico comenzó  en su adolescencia, cuando el obispo de esa provincia le había ofrecido ingresar al seminario diocesano, pero él tenía deseos de ser misionero franciscano. Al noviciado franciscano ingresó el 19 de marzo de 1947 en el convento San Francisco.

Fue ordenado sacerdote el 1 de agosto de 1954, atraído a ese llamado por la figura sencilla y sublime de Francisco de Asís y por los ejemplos de vida de varios hermanos franciscanos.

El padre Salvador tuvo desde el principio “una vida agitada”, como él mismo define, acorde a la itinerancia de todo fraile franciscano. Sin escalas, pasó de Santa Fe a San Francisco del Laishí, luego a ser superior de la Orden Franciscana, de allí nuevamente a Laishí y su próxima escala fue Roma, para formar parte de la curia franciscana mundial.

Gurrieri fue nombrado capellán de la Policía de Formosa en 2004 en el grado de oficial inspector, por Decreto Provincial del gobernador Gildo Insfrán N° 449/04 y actualmente es subcomisario.
El padre Fray Salvador Miguel Gurrieri lleva 66 años como sacerdote y se convirtió en el primer capellán con grado policial, lo que representa un motivo de orgullo para la institución.

Con gloriosos 16 años como capellán de la Policía provincial, promueve la evangelización en todo el ámbito policial, mediante la específica y cualificada atención docente, sacramental y pastoral para la santificación de la feligresía policial, gozando del pleno y libre ejercicio de su culto.
Su labor espiritual ayuda al mejoramiento y formación moral y religiosa del personal, otorgando un espacio de reflexión mediante diferentes actividades pastorales tales como Sacramentos,  Retiros Espirituales, entre otros.

Fue estanciero, párroco de la Catedral y asesor de la Renovación carismática, y desde el 2005 es profesor de los cadetes de Policía en el Instituto Superior de Formación Policial.

Sin dudas que la convicción de la existencia de Dios, de su cercanía y de estar siempre bajo su providencia y amor, estimula al hombre a servir a la comunidad no sólo porque ella lo merece y requiere, sino aun prescindiendo de alcanzar o no el reconocimiento humano, sabiendo que nada escapa a la mirada paterna de Dios.

Ante esta fecha tan especial, es grato reconocer la labor que el Padre Fray Salvador Miguel Gurrieri, desarrolla en la institución policial,  donde goza de todo el cariño y el reconocimiento de las mujeres y los hombres que conforman la Policía.